Diatriba #1: Los Pulpines del Ayer y Hoy

inconformista8

En mi vida conocí cosas extrañas y bizarras,

patéticas y macabras,

pero nada más me descuadra,

que la existencia del pulpín,

pequeño pillín,

contradictorio e infeliz,

antes con Humala y ahora con Guzmán,

ambos grandes errores, ¿cuando aprenderás pedazo de huamán?

confías ciegamente y desacreditas al que te advierte,

para que a la larga te quejes y en las marchas lloriquees,

y repitas el ciclo por segunda vez.

 

Me Jacto de no Apoyar a Urresti

daniel urresti

«Viva Il Duce!!!»

De seguro el título de este artículo te desconcertará un poco. Seguro me dirás: «¿Y? ¿Quién en su sano juicio lo apoyaría?»

Respondiste bien, estimado. Pero, a pesar de todo, tengo de qué jactarme.

El año pasado apareció este personajillo Daniel Urresti, quien figuraba cada 15 minutos en la tele alegando estar poniendo orden en las calles, cuando la realidad era otra; también aprovechaba en expresar su indignación por el mal estado de la policía nacional, sin mencionar sus peleas vía Twitter. En fin, otro figuretti más.

Lo que me sorprendió fue la cantidad de camaradas nacionalistas que lo apoyaban. De hecho, en una entrevista a Acción Legionaria, recuerdo que uno de ellos dijo: «Tiene la voluntad, pero es un improvisado». Yo, por mi parte, sostuve lo siguiente: «No tiene ni la voluntad, nada más es un títere de la pareja presidencial».

Lamentablemente, algunos aún no aprenden de los errores que cometieron algunos urristas de apoyar a candidatos del espectro político, como es el caso de Cirilo Ortega, quien apoyó a Ugarteche, quien resultó ser «Yanquifílico».

Me jacto de haber sido de los pocos fascistas peruanos en no apoyar al idiota de Urresti desde que se hizo famoso (o desde que lo hicieron famoso). Por la conchasumadre, como me jacto, me jacto peor que cerdo burgués en su oficinita de mierda.

Nos vemos luego, iré por unos Halls.

Ah, por cierto, he regresado, y esta vez es a la firme.

Mi Regreso, entre Otras Cosas

Primero que nada quiero disculparme por haberme ausentado demasiado. Muchas cosas ocurrieron en mi vida, cosas que quería resolver primero antes de retomar lo demás.

De hecho, fue bueno… para mí. ¿Por qué? Resulta que en los meses en los que estuve ausente comencé a cuestionar mi estadía en la universidad.

Los horarios se transformaban en una mierda a medida que el tiempo pasaba. Un poco más y querrán citarme a las 5 de la mañana para las clases de Enfermedades Infecciosas. Los que programan estos horarios no piensan en lo más mínimo en el alumno, todo está diseñado cuidadosamente para mantenerte esclavizado. Lo que se supone es una casa del saber se ha vuelto un campo de concentración para mí, por lo tanto, tomé la decisión de mandar al carajo a la UNPRG, y eso no les gustó a mis padres para nada, incluso tuve que separar mi celular de mi oído debido a las vociferaciones.

Recuerdo que la noticia de mi retiro llegó a oídos de mis compañeros, y noté un común denominador en sus respuestas: «Quédate para que saques tu título». ¿Título? Opino que el título universitario (ese papel que colgarás en la pared de tu casa y mirarás todos los días antes de que vayas a trabajar en el cajero de supermercados Metro) está demasiado sobrevalorado. A la mayoría de universitarios nada más les interesa terminar y obtener un título, en vez de preocuparse por ser buenos profesionales. Pero a diferencia de ellos, yo sí tengo dignidad. ¿En qué sentido digo esto? Que muchos prefieren aguantar abusos por un pedazo de cartón. Yo no tengo porqué hacer lo que los demás hacen, es muy su rollo, no el mío.

Estos meses fueron luchas con mi familia, que a la larga terminé ganando yo. Ya que tengo suficiente tiempo libre, puedo dedicarme a hacer ejercicios (los cuales hacía casi a diario en Pimentel, pero desde que vine a vivir a un cuarto alquilado en Lambayeque y por las clases lo dejé en StandBy), y ya estoy trabajando para comprarme un instrumento musical, desde niño siempre quise ser músico. No tiene nada de malo querer seguir tus sueños, varios lograron hacer sus sueños realidad y se dedican a ello como su sustento. Si uno trabaja en lo que ama, lo demás vendrá por añadidura.

Estamos en contacto.

La Pedro tiene lo Suyo, pero….

No sé si les conté en mi artículo anterior donde me presenté, pero por si acaso, soy estudiante de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Específicamente estoy en la facultad de Veterinaria.

A decir verdad, les confieso que no pensaba hacer este artículo, puesto que ya me faltan dos ciclos para terminar y comenzar mi vida como «médico veterinario consumado».

Ups, veo que te diste cuenta de las comillas en la última línea, y tal vez me preguntarás el por qué.

No me malinterpreten, me gusta mi carrera, no obstante estoy preocupado, sólo un poquito, y digo poquito porque soy autodidacta y puedo reforzar mis conocimientos en veterinaria en un libro o por internet (este último me resulta más útil), sin embargo, a veces pienso: «¿Y si no hubiera nacido con esta facultad de ser autodidacta? ¿Me jodo?»

Despejaré sus posibles confusiones:

La facultad de Medicina Veterinaria en la UNPRG no está atravesando por un buen momento que digamos. Supongamos que me gradúo como médico veterinario y decido ir a trabajar a Lima. En Lima es otro mundo, y si un perro llega al hospital nacional veterinario (usen su imaginación un poco) me pedirán que saque una radiografía al perro herido inmediatamente. Precisamente en este punto me jodo, porque la facultad de veterinaria posee un equipo de radiografía que fue donado por un alumno egresado, no obstante el decano de dicha facultad no se preocupó por construir un ambiente adecuado para este aparatito y poder realizar las placas radiográficas, y lo peor es que ese aparatito lleva guardado por tres años en las oficinas (sí, el alumno egresado lo donó hace tres años) y la garantía se vence este año. Y nosotros los futuros médicos veterinarios nos quedaremos sin equipo para aprender a sacar placas radiográficas, y a la hora de salir fuera a laborar, no sabremos desenvolvernos en esto; caso contrario un médico egresado se arriesgará en tomarle las placas al perro, pero sin medir la cantidad adecuada de Rayos X, y ustedes ya saben el efecto de una radiación excesiva de Rayos X.

Otro problema es la biblioteca. Los libros son del siglo pasado, es decir, obsoletos, y otros son fotocopias mal hechas a las que mandaron a empastar. Sin mencionar que en dicha biblioteca es imposible leer o estudiar, puesto que los alumnos empiezan a hacer griterío sin respetar las reglas básicas de una biblioteca (si es que existe alguna en esa facultad). Debido al griterío diario, y no habiendo ninguna autoridad que imponga orden, pues en el decanato se les ocurrió un método simpático: instalar un timbre. Cada vez que los alumnos se ponen a hacer escándalo, un trabajador administrativo va y toca el timbre que, si bien produce un ruido fuerte, basta minuto y medio para que el griterío regrese, produciéndose un círculo vicioso de gritar y tocar el timbre. Genial idea, ¿verdad?

Las aulas están en mal estado. En verano se convierte en un horno, debido a la ausencia de ventiladores; en invierno se convierte en una congeladora, puesto que las ventanas no cierran bien. Las puertas de las aulas en su mayoría no tienen cerradura, pudiendo ver a través del hueco donde tiene que ir la cerradura el interior del aula, incluso se filtra el ruido de afuera por esos hoyos. Algunas veces hay corrientes de aire en los pasadizos que abren las puertas de los salones para que después de cierren de golpe. Las carpetas están viejas, otras rotas, al punto que uno debe de buscar su propia carpeta en otros salones, una carpeta que por lo menos esté pasable y sirva para sentarse. Los pisos de los salones siempre sucios y pelados, a diferencia de otras universidades a las cuales tuve el gusto de visitar durante los congresos, los cuales estaban limpios y alfombrados.

De los profesores no hablaré mucho porque me demoraría. Sólo les diré que, si les das un buen dinerillo, te aprueban del curso. No todos son así, pero sí muchísimos.

Cada vez que hay votaciones electorales para elegir a los miembros de Centro Federado y Consejo de Facultad, se arman trifulcas entre dos partidos (solo hay dos partidos en veterinaria); en esos eventos los profesores y alumnos se dividen, unos por Somos Veterinaria y otros por Unión Veterinaria, disputándose el poder, prometiendo infinidad de cosas que al final poco o nada cumplirán. Todo vale para ganar, hasta la difamación y la calumnia. De hecho, recuerdo que una alumna que poseía fama de irresponsable (no asistía a clases) el doctor de dicho curso la aprobó, ya que la alumna pertenecía al partido del doctor en cuestión.

Muchas anécdotas hay para contarles, lo que leyeron es la punta del iceberg.

Oh cierto, solo me concentré en mi facultad, mas no relaté lo de la universidad completa.

Bueno, solo les diré que lo que pasa en mi facultad ocurre en toda la UNPRG pero multiplicado por diez: No hay campo de investigación, la biblioteca general desactualizada, los vigilantes dejan entrar a las aulas a vendedores ambulantes, los laboratorios están en completo abandono (trabajamos con esos microscopios donde debes manipular un espejuelo que refleja la luz natural hacia el diafragma para que alumbre la muestra, en lugar de usar microscopios electrónicos), la mayoría de proyectores multimedia están malogrados, etc.

 

Lo gracioso del asunto es que el Rector de la universidad dijo que «la gestión presente es la mejor gestión que haya tenido a Pedro Ruiz Gallo».

Yo que pensé que como Humala no habían dos.

Llegó el Inconformista

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Al principio solo me conformaba con tener un canal en YouTube, pero son tantas las anécdotas que tengo para contar que me dije: «¿Por qué no crearme un blog para eso?». Y pues aquí me tienen.

 

Pero ojo, ello no significa que deje los videos, por el contrario, seguiré con ellos.

 

Y bueno, nada más queda presentarme para los que no me conocen:

 

Yo soy el Inconformista Anónimo. Peruano de nacimiento, descendiente de inmigrantes italianos, no soy el tipo amiguero, de hecho, tengo amigos que se pueden contar con los dedos de la mano. Soy silencioso y me dedico a observar todo a mi alrededor, es lo que me gusta hacer, tanta información se puede recoger en mi posición que es triste no poder compartirla con los demás. Varias veces mis padres me enviaron con innumerables psicólogos debido a este «comportamiento anormal» pero ninguno me curó. A lo mejor no tengo remedio y quedaré loco. Aunque eso último sonó un tanto hipócrita, puesto que todos estamos locos, incluso los que se creen cuerdos. Los que presumen de estar cuerdos me molestan; no existe la sanidad mental, todos realizan actos de locura, a mayor o menor escala. Sino pregúntenle a Carlos Bruce :3

 

Pues creo que eso es todo, la verdad no tengo mucho que contarles sobre mi persona, tal vez mis futuros lectores, algunos aficionados a la psicología del ser humano, podrán hacerse un perfil de mí.

 

Estén atentos.